Un acorazado de acero flota debido a un principio fundamental de la física llamado Principio de Arquímedes. Este principio establece que cualquier objeto sumergido en un fluido experimenta una fuerza hacia arriba igual al peso del fluido desplazado por el objeto. En otras palabras, si el peso del agua desplazada por el acorazado es mayor o igual al peso del propio acorazado, entonces flotará. A continuación, se explica este concepto en detalle y se proporcionan ejemplos adicionales.
El Principio de Arquímedes fue establecido por el matemático y físico griego Arquímedes en el siglo III a.C. Este principio se aplica a todos los objetos sumergidos en un fluido, ya sea un líquido o un gas. Cuando un objeto se sumerge en un fluido, experimenta una fuerza hacia arriba llamada fuerza de flotación o fuerza de empuje. La fuerza de flotación es igual al peso del fluido desplazado por el objeto. Si esta fuerza de flotación es mayor o igual al peso del objeto, el objeto flotará en el fluido.
La flotabilidad de un objeto también está relacionada con su densidad. La densidad es la masa de un objeto dividida por su volumen. Si la densidad del objeto es menor que la densidad del fluido en el que está sumergido, el objeto flotará. En el caso de un acorazado de acero, aunque el acero es más denso que el agua, la forma del casco y el espacio hueco dentro del acorazado hacen que su densidad promedio sea menor que la densidad del agua. Esto permite que el acorazado flote.
Para ilustrar el Principio de Arquímedes, consideremos dos ejemplos adicionales. En primer lugar, tomemos un barco de juguete hecho de plástico. Cuando se coloca en el agua, el barco desplaza una cantidad de agua cuyo peso es mayor o igual al peso del barco de juguete. Por lo tanto, el barco de juguete flota en el agua.
En segundo lugar, consideremos un globo lleno de helio. El helio es un gas menos denso que el aire. Cuando se suelta un globo lleno de helio en el aire, el globo desplaza una cantidad de aire cuyo peso es mayor que el peso del globo y el helio juntos. Como resultado, el globo experimenta una fuerza de flotación hacia arriba y se eleva en el aire.
Los ingenieros navales que diseñan acorazados tienen en cuenta el Principio de Arquímedes y la densidad para garantizar que estos grandes buques de guerra floten. El diseño del casco y la distribución del peso dentro del acorazado son cruciales para mantener la densidad promedio del buque por debajo de la densidad del agua. Además, los compartimentos estancos y las medidas de seguridad adicionales ayudan a mantener la flotabilidad en caso de daños en el casco o inundaciones.