El Tratado de Bucareli fue un acuerdo diplomático entre México y Estados Unidos, firmado en 1923, que se enfocó principalmente en dos temas de discusión: las reclamaciones por daños causados durante la Revolución Mexicana y las leyes de petróleo y tierras.
Durante la Revolución Mexicana (1910-1920), muchos ciudadanos y empresas estadounidenses sufrieron pérdidas económicas. Propiedades fueron confiscadas y negocios fueron dañados o destruidos. Por lo tanto, el gobierno de los Estados Unidos buscó compensaciones para estas pérdidas. En el Tratado de Bucareli, México acordó pagar estas reclamaciones.
El segundo tema de discusión fue el artículo 27 de la Constitución Mexicana de 1917, que establecía que todas las tierras y recursos minerales pertenecían a la nación. Esto incluía los depósitos de petróleo, que habían sido explotados principalmente por empresas extranjeras, especialmente estadounidenses. Los Estados Unidos buscaban proteger los intereses de estas empresas.
En el Tratado de Bucareli, México acordó no aplicar retroactivamente el artículo 27, lo que significaba que las empresas que ya tenían concesiones petroleras antes de 1917 podían mantenerlas. Sin embargo, cualquier concesión futura estaría sujeta a las nuevas leyes mexicanas.
Un ejemplo relevante del impacto del Tratado de Bucareli es la compañía petrolera estadounidense El Aguila (ahora parte de Shell), que fue una de las principales beneficiarias del acuerdo. Aunque finalmente perdió sus concesiones en la expropiación petrolera de 1938, el tratado le permitió operar en México durante 15 años adicionales.
Otro ejemplo es el de los agricultores estadounidenses en México, que habían perdido tierras durante la Revolución. Gracias al Tratado de Bucareli, algunos pudieron recibir compensación por sus pérdidas.
En resumen, el Tratado de Bucareli fue un acuerdo importante que marcó las relaciones entre México y Estados Unidos en la década de 1920, con repercusiones en la política y la economía de ambos países.